Las ranas doradas trepan por los árboles y rocas de las húmedas selvas panameñas y entre los agujeros de las ramas y las piedras, yacen sus crías esperando ver la luz. Lo anterior es solo un retrato de la forma de vida que tuvo el anfibio en sus años prósperos en los bosques tropicales de Panamá, según cuentan los estudiosos. Uno de ellos es Roberto Ibáñez, biólogo del Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian (STRI, por sus siglas en inglés) y director del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá del STRI, que se desarrolla en Gamboa, y quien asegura que la situación del anfibio actualmente, ‘es crítica’.
En Panamá, solo hay unos 50 animales en cautiverio y 2 mil en varios zoológicos de los Estados Unidos.
‘Se desconoce si todavía hay ranas doradas en estado salvaje, pero se hacen todos los esfuerzos por rescatarla de la extinción, en cautiverio’, comenta Ibáñez mientras recorre las instalaciones de la reserva desarrollada para rescatar a los anfibios del mortal hongo quitridiomicosis ( Chytridiomicetus dendrobctides ).
La especie ‘se extinguirá en una década si no se detiene el avance del mortal hongo quítrido’, advierte Edgardo Griffith, director del Centro de Conservación de Anfibios del zoológico panameño de El Níspero, en Penonomé, en una publicación que cuelga en la web.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), un 33 % de los anfibios están amenazados por el hongo. El hongo entró a Panamá en 1993 por la frontera de Costa Rica y ha seguido esparciéndose desde el oeste del país hacia la ciudad, donde entre 2010 y 2011 se detectó su presencia en el Parque Nacional Soberanía.
Panamá cuenta con dos especies de ranas doradas, la Atelopus zeteki y la Atelopus varius , ambas amenazadas por la pérdida de su hábitat, la venta ilegal y el hongo quitridiomicosis.
‘Contamos con poblaciones reducidas en estado silvestre de Atelopus varius , pero Atelopus zeteki no cuenta con la misma suerte. La última vez que se vio en estado silvestre fue en el año 2007. Ambas cuentan con poblaciones en cautiverio’, pero se desconoce cuántas hay estado salvaje’, explican los biólogos Rigoberto Díaz, Jorge Guerrel, voceros del proyecto de Gamboa.
La Atelopus zeteki , considerderada la rana dorada de Panamá, lleva el nombre del científico estadounidense, James Zetek (1886 - 1959).
Pertenecen al orden de las anura y son de la familia de las bufonidae (sapos típicos). Miden 35-40 mm de longitud, los machos, y 45-55 mm, las hembras.
La rana dorada se ha convertido en un símbolo ecológico y cultural del país. Para los indígenas de nuestros antepasados fue un animal muy especial. Por su belleza, la consideraron digna de veneración y la copiaron en talismanes de oro y arcilla. Y desde el año 2010, por ley, cada 14 de agosto la especie tiene su Día Nacional. Del 13 al 17 de agosto, el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá y el STRI realizan el Festival Nacional de la Rana Dorada.